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El blog de Angel Idigoras



¡¡¡ BENJI !!! PDF Imprimir E-mail
Lunes, 27 de Abril de 2009 21:35

Os presento a Benji, un amigo mago y payaso al que el Jajejijojú le dio un premio en 2.008 por ser tan disparatadamente divertido y por haber hecho reír a tantísimos niños. En el dibujo aparece vestido del Dr. Sonrisa Flip, que es como se hace llamar cuando visita a los niños hospitalizados. Porque Benji pertenece a la plantilla cómico-mágico-medicinal de la "Fundación Theodora", una  organización internacional compuesta por fantásticos artistas encargada de llevar alegría a las habitaciones de los hospitales, de la que os hablaré más veces.

Aquí va un romancillo para Benji






Éste que veis dibujado

Con acuarela y pincel

Con un mapache en el hombro

Y nariz de talla cien

Quiere que le llamen Benji

Y es alemán, de Lavapiés.

En sus bolsillos esconde

Una noria, un carrusel

Todo un parque de atracciones

Del tamaño de una nuez.,

Una orquesta sinfónica

Fabrica con un cascabel

Y una peli de marcianos

Monta en un queso gruyer

Porque Benji es un payaso

Desde el sombrero a los pies.

Además, también es mago

Y sabe volver del revés

Todas las matemáticas

La tristeza y los bidés,

Si quiere, en el calendario,

Hoy será antes de ayer.

Si quiere hará que ría

El mismísimo Frankenstein

Todo es posible con Benji

Menos que tristes estéis,

Hasta alegres se pusieron

Las acuarelas y el pincel

Cuando yo le dibujaba

En su nariz un redondel.

 

 
 
Picoco -un cuento- PDF Imprimir E-mail
Sábado, 25 de Abril de 2009 17:50

                         PICOCO

 No veas lo triste que me he puesto, ahora que mis padres me dicen que ya no puedo jugar más con Picoco, que ya tengo siete añazos, que no es edad de andarse con tonterías, y que Picoco no existe, y que si esto y lo otro. Eso ya lo sé yo, que no existe y que ha nacido en mi imaginación, que es una cosa que hay en el cerebro que sirve para que lo que no es verdadero parezca que sí lo es. Bueno, en realidad, no lo parece, al menos a mí, cuando me imagino que soy un malvado pirata no me parece que lo sea de verdad, ni cuando me imagino comiendo unos canelones, mi comida favorita, se me llena la barriga. Ni siquiera Picoco me parece real, y no porque no lo pueda tocar, porque hay cosas que no se pueden tocar pero existen, como el sueño, la alegría o el planeta Saturno, que está tan lejísimos que nadie lo ha tocado, a no ser que existan los marcianos de Saturno, que dice mi maestro que se llaman saturnianos. Aunque lo que me imagino no me parezca real, me gusta tener la imaginación dentro del cerebro.

            Recuerdo que un día nos atacaron los marcianos saturnianos a Picoco y a mí, mientras navegábamos por los siete mares… bueno, por uno de los siete, porque si no se puede navegar por dos mares a la vez, no sé cómo demonios se va a poder viajar por siete. El caso es que íbamos a bordo del ”Bogavante”, que ése es el nombre de nuestro barco, aunque no estoy seguro de lo que significa esa palabra, pero me suena a que tiene que ver con el mar… Seguramente será el nombre de una vela. Pues cuando cruzábamos uno de los siete mares escuchamos de repente unos sonidos extraterrestres que hacían ¡Schiummm- schiuiiiik!, y entonces me dijo Picoco: “Ya verás, esto va a ser un ataque de marcianos de Saturno”, y yo, que sé más que él del cosmos espacial le rectifiqué: “Saturnianos”, y efectivamente, eran ellos y nos disparaban unas luces de colores que nos rozaban las orejas, y nos hubieran apresado y nos hubieran llevado al anillo de Saturno, porque Saturno tiene un anillo, supongo que porque estará casado con alguna estrella, de no ser porque me llamó mi madre para que me tomara el colacao y el pan con foiegras, que se dice fuagrás en castellano, y entonces nos salvamos por los pelos, aunque ese momento del día le sienta fatalísimamente a Picoco, porque a él nunca le dan la merienda. Suerte que, al ser imaginario, no pasa hambre.

            Hemos vivido muchas aventuras juntos, tantas que ya se me mezclan unas con otras en la memoria, que también está en el cerebro. Hemos pasado casi una vida siendo amigos, para ser exactos tres años, y eso es mucho teniendo en cuenta que ahora tengo siete, que es la edad en que parece ser que uno ya se hace mayor y tiene que pensar en hacer cosas con responsabilidad, que es lo que sirve para ser responsable y ser un hombre de provecho el día de mañana, que es martes, aunque pienso que mis padres quieren que sea responsable también el resto de los días. Pues como iba contando, los recuerdos de nuestras aventuras son tantos que se me embarullan unos con otros y resulta que no sé bien si el tesoro que rescatamos en el Polo Sur, que por cierto tenía un asombroso parecido con el collar de mi madre, se lo quitamos al terrible vikingo Erik el Rojo, que se llamaba así por que se le ponía la cara colorada por la vergüenza que le daba cuando le descubríamos robando joyas preciosas, o si lo conseguimos tras luchar contra un enorme cocodrilo del Polo Sur. Debe de ser esto último, porque ahora me acuerdo que estuve discutiendo con Picoco, que decía que esa aventura era imposible porque en el Polo Sur no hay cocodrilos, que donde habitan es en el Polo Norte, y casi nos enfadamos, aunque yo tenía la razón porque, como yo me había inventado esa aventura, yo podía decidir dónde vivían los cocodrilos polares. Igual que me tuve yo que aguantar cuando a él se le antojó que mi reloj de pulsera digital sumergible que tiene un Goofy pintado podía convertirse en un arma ultrasecreta para derrotar a Gengis Khan. Lo acepté aunque era una tontería porque todo el mundo sabe que, en tiempos de Gengis Khan, todavía no se había inventado Goofy.

            Y ahora vienen mis padres con que ya tengo siete añazos y tal y cual, y tengo que decirle a mi amigo imaginario que ya no puedo jugar más con él, aunque a ellos no les da tarea ninguna, ni siquiera merienda... Pero como se ponen muy serios, decido que ha llegado el momento. ¡Cuántos sacrificios tenemos que hacer los hijos por los padres...! Así que llamo a Picoco porque le tengo que decir algo importante. No sé cómo empezar y me quedo callado. Entonces va él y me dice: “Lo siento, pero mis papás no quieren que siga jugando con un niño real. Me estoy haciendo mayor”.

 
Disfraces PDF Imprimir E-mail
Viernes, 24 de Abril de 2009 16:25


Uno de los carteles que más me ha divertido pintar es éste de aquí, el del Carnaval de Málaga. Me gustó el encargo porque cada cuál es libre
para disfrazarse de  lo que quiera -que se lo pregunten a Mortadelo-, así que yo también pinté lo que quise: Un Pierrot, un pirata, una bruja, un romano... Bueno, y puse también un dibujo que no es mío, a ver si lo encontráis.
Lo pongo por aquí porque los más jóvenes ni habíais nacido cuando estos personajes andaban anunciando la fiesta.

También llega el Carnaval al hospital, si queréis mirar las fotos, dadle un clickazo aquí:

http://www.avoi.info/index.php/component/option,
com_morfeoshow/Itemid,82/gallery,4/task,view/#5173211848279287265/1

 
Otro juego de magia y cuentos PDF Imprimir E-mail
Miércoles, 22 de Abril de 2009 10:08

Pues si nada falla, el último personaje que ha señalado tu dedo es, ni
más ni menos que... La Cenicienta.

 
Una duda Nunca-Jamasiense PDF Imprimir E-mail
Martes, 21 de Abril de 2009 12:32

Éste es el folleto que repartimos en la representación.
Y aprovecho para preguntar algo sobre "Peter Pan" que me inquieta desde hace años y que me ha dejado algunas noches sin dormir. Por favor, si alguien sabe la respuesta, que la diga para que me quede tranquilo.
Todos sabéis que el cocodrilo se merendó un brazo de Garfio, con su reloj incluido, por eso, cuando el reptil se acerca al barco se oye el "tic-tac" del reloj, lo que produce ataques de pánico al Capitán pirata. Hasta ahí lo tengo claro.
También sabéis que  los niños no crecen en Nunca-Jamás porque allí no pasa el tiempo. Entonces, si no pasa el tiempo... ¿Para qué rábanos quería el Capitán Garfio un reloj, eh?
 
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