El inventor de maravillas -Segunda parte- |
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Lunes, 19 de Abril de 2010 01:21 | |||
Lewis Carroll nació en 1832 en Daresbury, una localidad de Fue un matemático muy reputado. Cuando la Reina Victoria leyó "Alicia", quedó tan fascinada que ordenó que le trajeran todos los anteriores libros de su autor. La sorpresa de su Augusta Majestad fue bien gorda cuando leyó el título del libro que le hizo llegar: "Compendio de Geometría Algebraica Plana". No entendió ni una palabra, ni un número. Además hizo grandes aportaciones al estudio de la Lógica, en particular a la lógica recreativa, con conclusiones y silogismos que llevan al absurdo, del tipo del que demuestra que un bocadillo de mortadela es mejor que la felicidad eterna (aunque éste creo que no es suyo), que se enuncia así:
Es conocida su faceta como pionero de la fotografía, arte al que aportó ingeniosas innovaciones.Disfrutaba fotografiando a niñas como Alice, en cambio no quería tener nada que ver con los niños, que si salían en sus relatos eran para ser convertidos en cerdos, en el mejor de los casos. Además fue inventor de cacharros estrambóticos. Uno de los más recordados fe "el billar redondo", una obra de arte de la geometría. En esta disciplina no le fue a la zaga el extravagante inventor Teophilus Carter, creador de ese gran artilugio, hoy injustamente olvidado que fue la "Cama-despertador" que consistía, tal como puede deducirse del nombre, en una cama programada para que, llegada la hora, comenzara a incorporarse hacia una posición vertical hasta el punto en el que el durmiente era arrojado fuera de ella e iba a parar con sus huesos en el suelo, lo que probablemente le haría abandonar el sueño. Cuento esto porque, al parecer, Mr. Carter fue el personaje real en el que se inspiró Carroll para crear el personaje del Sombrerero Loco.
Entre otras 3.273 ocupaciones más, Lewis Carroll fue también un gran ilusionista. No es infrecuente que los autores de literatura para los más jóvenes se hayan dedicado también a la magia. Dickens actuaba frecuentemente en público haciendo juegos de manos, por no hablar de los conocimientos sobre el arte del pick-pockett (el robo como espectáculo teatral) que reflejó en Oliver Twist. Frank L. Baum, el autor del mago de Oz, se encargaba de diseñar efectos de grandes ilusiones mágicas para las representaciones teatrales de sus obras, además de experimentar con éxito las posibilidades del trucaje del recién nacido cinematógrafo para lograr el desconcierto en el espectador. Saint-Exupery, el autor de "El Principito", sentía pasión por los trucos de naipes y nunca faltaron estos en los vuelos de su aeroplano. Quizás cuando se halle su cadáver en el mar en el que cayó su avión, siga viva su baraja, como esos perros fieles que esperan la vuelta de su dueño sentados frente a su tumba. Pero la verdadera magia de nuestro amigo Lewis Carroll habitaba dentro de su cabeza, donde cocinaba todas las maravillas que os he contado y muchas más.
Comentarios (24)
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Esta vez te has superado. Con creces. Me han encantado los dos post, y los he leído de un tirón.
Las anécdotas de ambos artículos son muy interesantes, y de verdad que no conocía ninguna de ellas.
Y más ahora que nunca que Alicia esta más de moda que nunca!
P.D.: Ya he arreglado la imagen de seguridad!
Un saludo.