Quiero contaros la historia de este dibujo.
Lo hice cuando yo tenía ocho años y era alumno del Colegio Leon XIII, en Málaga, bastante cerca de mi pueblo, Rincón.
Mi profe de 4º de E.G.B. (eso era lo que estudiábamos los niños de ocho años), se llamaba José Luís. Bueno, todavía se llama José Luís, no ha cambiado de nombre en toda su vida.
El caso es que el profe José Luís, como sabía que a mí me encantaba dibujar (le bastaba para ello con echar un vistazo a los márgenes de mis libros, todos abarrotados de monigotes), me encargó que le pintara unos cuantos pósters o carteles para decorar la clase y que, a la vez, sirvieran para que los alumnos hiciéramos un poco menos el bestia. Recuerdo que dibujé un cartel sobre cómo cuidar los árboles, otro sobre como ordenar la clase, etc.
A los 11 años mis padres tuvieron la ocurrencia de irse del pueblo y vivir en Málaga. No sé cómo pasó, pero el caso es que en la mudanza desaparecieron todos los dibujos que había conservado hasta entonces. No tenía ninguno de mi "época rinconera". Además, me cambié de colegio.
Muuuuchos años después, y cuando digo muchos digo como treinta y tantos, un día, paseando por el parque de Málaga, me encontré a mi profe José Luís. Le reconocí y me reconoció a pesar de que cuando era niño no tenía barba como ahora. Hablamos de nuestras cosas y le saqué en la conversación el asunto de los carteles que dibujaba para la clase. ¡¡¡¡Los conservaba!!!! ¡Era increíble, había estado todo ese tiempo guardando mis dibujos! Le pedí uno para mí, si era posible, y me lo regaló. Es éste que he puesto, creo que los personajes son algunos de mis compañeros de clase de entonces. Lo tengo colgado en la pared de mi estudio.
Hace un par de semanas, AVOI organizaba un curso para los nuevos voluntarios y me tocó dar una charlita. Cuando llegué, Juan, el presi de AVOI, me dijo que iba a tener escuchándome a un antiguo profesor mío, futuro voluntario del hospital. "Seguro que es José Luis", pensé. Y acerté.
Lo primero que hice, antes de hablar de otra cosa fue contar esta historia y pedir un aplauso para él, por dos razones. Por haber guardado mis dibujos durante más de tres décadas y por haber sido tan buen profe, un profe capaz de hacer que cada alumno pudiera sacar lo mejor de sí.
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